TAULA KABISH

MERCÈ FALCÓ





NIEVA JUNTO AL MAR

Lo insólito sucede en el espacio de lo real.


Nieva con la virulencia del viento

que arrastra los copos en encarnizada batalla.


Plumas de ángeles silenciosos cubren el aire.


Lo insólito sucede a plena luz.


Los pensamientos se diluyen, casi encubiertos

bajo la indulgencia del agua helada

es una postal de invierno que lleva

mezclada con su imagen mi emoción.


La ciudad, fantasma de contornos imprecisos

se debate en la nada

y en un instante, blanco sobre blanco,

la certeza se extiende.


Copos de nieve acumulan silencio,

quietos sobre el latido de las cosas.

Fuera de este blanco, nada existe



GALAXIA DIMINUTA

A estas alturas uno ya ha descubierto

que su pasado no tiene sentido

es una historia que nos contamos

sobre el origen incierto de nuestro destino.


Algunas noches cuando aún no hay luna

es agradable tumbarse a contemplar

la mecánica azul de las estrellas.


Y no importan los años luz transcurridos,

no deja uno de preguntarse

en que rincón del desván vino a parar

eso que un día fuimos,

todo en lo que creímos.

La desmemoria como antiguo escudo

nos defiende contra la adversidad.


Los cantos de sirenas, el eterno

retorno, la nave de los locos,

Icaro ya sin alas.

Todo confluye hasta llegar aquí.

Pero no son sólo fragmentos lo que

se disuelve entre las manos, son los posos

con que el tiempo los ha sedimentado.


Los aciertos y errores,

todo lo vivido o lo imaginado

son sólo recuerdo o desmemoria,

polvo en el aire estrellado de una

galaxia diminuta




EBRIOS DE VIDA

Es posible embriagarse con el néctar

que rezuman los cielos al romper el alba.

Perseguir el filo de horizontes

que atraviesan cristales y nubes

mientras el rojo grana la esfera del sol


O delirar sintiendo entre la piel

el tacto irregular de los deseos.

La caricia confusa de un agua salvaje,

a veces diestra, a veces zurda

que derrite glaciares en un mar de sueños


Es posible quedar hipnotizados

por pasos que se acercan

alentando crujidos en el barro.

El trémulo tictac

en que enredamos noches y cuerpos.


Bucear entre mares sumergidos

y nadar junto a peces abisales,

hasta sentir crujir las vértebras

en eclipse de auroras y espejos

y al salir boqueando, aire arriba

no encontrar más que redes vacías.


Como perros salvajes

que olfatean el fin de un rastro en el agua,

perseguir la huella de un olor perdido,

las ásperas esencias de un delirio

de almizcle y claridad.


Ebriedad de las sombras

máscaras y disfraces

es cuanto alcanzaremos.

un tiempo de experiencia compartida

antes de que caiga la luz