NIEVA JUNTO AL MAR
Lo insólito sucede en el espacio de lo real.
Nieva con la virulencia del viento
que arrastra los copos en encarnizada batalla.
Plumas de ángeles silenciosos cubren el aire.
Lo insólito sucede a plena luz.
Los pensamientos se diluyen, casi encubiertos
bajo la indulgencia del agua helada
es una postal de invierno que lleva
mezclada con su imagen mi emoción.
La ciudad, fantasma de contornos imprecisos
se debate en la nada
y en un instante, blanco sobre blanco,
la certeza se extiende.
Copos de nieve acumulan silencio,
quietos sobre el latido de las cosas.
Fuera de este blanco, nada existe
GALAXIA DIMINUTA
A estas alturas uno ya ha descubierto
que su pasado no tiene sentido
es una historia que nos contamos
sobre el origen incierto de nuestro destino.
Algunas noches cuando aún no hay luna
es agradable tumbarse a contemplar
la mecánica azul de las estrellas.
Y no importan los años luz transcurridos,
no deja uno de preguntarse
en que rincón del desván vino a parar
eso que un día fuimos,
todo en lo que creímos.
La desmemoria como antiguo escudo
nos defiende contra la adversidad.
Los cantos de sirenas, el eterno
retorno, la nave de los locos,
Icaro ya sin alas.
Todo confluye hasta llegar aquí.
Pero no son sólo fragmentos lo que
se disuelve entre las manos, son los posos
con que el tiempo los ha sedimentado.
Los aciertos y errores,
todo lo vivido o lo imaginado
son sólo recuerdo o desmemoria,
polvo en el aire estrellado de una
galaxia diminuta
EBRIOS DE VIDA
Es posible embriagarse con el néctar
que rezuman los cielos al romper el alba.
Perseguir el filo de horizontes
que atraviesan cristales y nubes
mientras el rojo grana la esfera del sol
O delirar sintiendo entre la piel
el tacto irregular de los deseos.
La caricia confusa de un agua salvaje,
a veces diestra, a veces zurda
que derrite glaciares en un mar de sueños
Es posible quedar hipnotizados
por pasos que se acercan
alentando crujidos en el barro.
El trémulo tictac
en que enredamos noches y cuerpos.
Bucear entre mares sumergidos
y nadar junto a peces abisales,
hasta sentir crujir las vértebras
en eclipse de auroras y espejos
y al salir boqueando, aire arriba
no encontrar más que redes vacías.
Como perros salvajes
que olfatean el fin de un rastro en el agua,
perseguir la huella de un olor perdido,
las ásperas esencias de un delirio
de almizcle y claridad.
Ebriedad de las sombras
máscaras y disfraces
es cuanto alcanzaremos.
un tiempo de experiencia compartida
antes de que caiga la luz